Nunca es fácil el guiar y acompañar a los hijos en el camino de la vida… ese q a diario nos llena de dudas sobre si lo estaremos haciendo bien o no. En el caso de q a nuestro hijo se le presenten mas retos aún, cómo sucede con el sD por ejemplo, son más las exigencias q sentimos como padres, a veces ya no es solo el rol de padre o madre, sino q nos vemos con un abanico en donde debemos aprender otras cosas q comúnmente no serían del rol de papás. Aprendemos psicomotricidad, logopedia, actividades propias de un educador… cómo lo son los métodos de introducción a la lectura y escritura, y todo un sin fin de trocitos de otros roles que no son propiamente el de padres. Cómo es más que sabido que el estímulo constante y sin pausa es lo que será determinante, se suele caer en una presión que a veces nos quita el foco de que somos los papás. Cuando nace un bebé solo necesita cuidados básicos y mimos. Cuando nace un bebé con síndrome de Down además necesita otros estímulos, entras en el mundo de la «estimulación temprana», ese mundo que hasta ahora se sabía poco y son palabras que jamás dejarás de oír. Realmente hoy día ha cambiado bastante esto y hay talleres de estimulación temprana para todos los niños, con y sin discapacidad. Cuando nacimos en los 80 a ningún bb se lo llevaba a estimulación temprana, así que algo ha cambiado, y todo lo que sea en pos del mejor desarrollo de ellos bienvenido sea!
A lo que voy, es que no perdamos nunca el foco en nuestro rol de padres, debido a esa presión que tenemos desde que nace, siempre tendrán un reto… algo que les cuesta más y que conseguirán con apoyo, estímulo y constancia… que no perdamos nunca en esos procesos de ver y disfrutar al niño que tenemos. Y si tiene mesetas en donde no vemos avances, porque siempre habrá estas mesetas, que nos sirvan para apreciar todo lo que ese niño ha logrado y démosle el tiempo q necesite para recobrar el ímpetu y seguir por mas lento que sea, con paciencia y amor, acompañándolo en su desarrollo.
Sucede con la población con síndrome de Down en qué hay mucha más variabilidad que entre la población que no lo tiene, que quiere decir esto? Que al ser más largos los tiempos en que se desarrollan por ejemplo, empezar a hablar… es «normal» que un niño con 4, 5 o 6 años no hable porque es más lento el desarrollo del habla. La «normalidad» es más amplia por decirlo de alguna manera. Y tenemos que acompañar y ser pacientes en que todo de a poco se logra. Sin ansiedad ni presiones de ningún tipo. Porque son niños! no máquinas que van quemando etapas… lo que más necesitan de sus padres, es que seamos padres, que juguemos con ellos! Hoy día veo a los padres llevar a los niños de una clase a otra y a qué hora esos niños juegan? Tienen ocio y disfrute de encontrarse simplemente jugando, de aburrirse para generar creatividad… no hay nada que me encante mas que ver a los niños jugar con lo que encuentran y por ellos mismos le otorguen a un palito la cualidad de ser una varita mágica! Juguemos con ellos ahora que son niños, y entonces por más que a veces sintamos esa presión social de que «debe aprender a…» saber decirnos, tranquilo! Va a lograrlo como ha logrado muchísimas cosas que parecían lejanas e imposibles en determinado momento, mientras tanto, JUGUEMOS!
Pero realmente es un trabajo constante el de nosotros como papás el de darnos cuenta cuando no estamos disfrutándolos por la presión de lo que «debemos enseñarles». Así que así vamos, sin pausa pero sin prisa! Que (una vez más) TODO LLEGA!